ZONA DURA solos y solas

INGLESES CONSTRUYEN AEROPUERTO CLANDESTINO EN LA PATAGONIA

Fuente: http://www.taringa.net

Está ubicado en el paralelo 42, allí compraron cinco mil hectáreas de campo sobre la costa de mar y allí se está construyendo una pista y nadie lo está deteniendo. Es en la zona protegida de Puerto Lobos, Provincia de Río Negro pero casi en el límite con Chubut...

Según informó la diputada provincial por Río Negro del ARI, Magdalena Odarda, existe gran cantidad de irregularidades con tierras muy valiosas en la Patagonia. Así lo informó para La Política Online.

Los datos que tiene planeado enviar a la ministra de Defensa Nilda Garré indican que el aeropuerto se estaría levantando en un campo que adjudicó al empresario inglés Joe Lewis, controvertido dueño del Lago Escondido.

“El tema este de ubicar un aeropuerto en una zona estratégica, te digo que los que primero van a reaccionar y sorprenderse son los Veteranos de Malvinas, porque es un aeropuerto en manos de ingleses. No es broma. Está ubicado en el paralelo 42, allí compran cinco mil hectáreas de campo sobre la costa de mar y allí se está construyendo una pista y nadie lo está deteniendo. Es en la zona protegida de Puerto Lobos, Provincia de Río Negro pero casi en el límite con Chubut”, afirmó la diputada.

Pero eso no es todo. También denunció la creciente aparición de avisos inmobiliarios en Inglaterra donde se ofrecen valles, lagos y ríos de la Patagonia con la novedad de que ahora se ofrecen tierras cerca del Océano Atlántico y no sólo en la región cordillerana.

En el aviso, aparecido nada menos que en el diario inglés Financial Times, se ofrece en venta una estancia que incluye la naciente del río Foyel y “5 millas” del Alto Río Chubut. Se aclara que está a “sólo 60 millas pavimentadas” de Bariloche y el precio por sus casi 50 mil “acres” es de más de 16 millones de dólares.

“Completa privacidad, gran vista de las montañas, y la oportunidad de ser propietario de un valle entero y del nacimiento del río Foyel. La estancia está a 60 millas pavimentadas al sur de Bariloche, justo por fuera de los límites del Parque Nacional Nahuel Huapi. La estancia comprende 47.880 acres, 8 millas del río Foyel y 5 millas del Alto río Chubut. Las mejoras incluyen un nuevo albergue y las habitaciones para los empleados que se completarán en el año 2008. Precio. U$S 16.500.000”, es el texto que aparece en la sección “House & Home” del prestigioso periódico.

“La gravedad de dicho anuncio radica fundamentalmente en que está promocionando la venta de tierras, incluidas 8 millas del río Foyel, y 5 millas del Alto Río Chubut. Y lo más sorprendente es que invita a quien adquiera esta fracción de incomparable paisaje, a ser propietario del nacimiento del río Joyel”, aclara Odarda en su denuncia.

Y aclara: “El Artículo 73 de la Constitución Provincial es claro y contundente al garantizar el libre acceso de todos los ciudadanos a los espejos de agua, tales como costa de mar, ríos, lagos, etcétera. Asimismo, establece el derecho a transitar por sus riberas, considerándolas, junto a los espejos de agua, bienes de dominio público, o sea, que pertenecen a la provincia de Río Negro y esencialmente a todos sus habitantes”.

Nota de la "Redacción de El Malvinense".

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Ya somos extranjeros en nuestra propia tierra. Y no le echemos toda la culpa a Gran Bretaña y a Estados Unidos, porque si no tuvieran el apoyo de los gobernantes de turno, nada podrían hacer.

Fuera los ingleses de la Argentina, y muerte a todos los cipayos vende patria, comenzando desde el primero al último. No hace falta dar nombres, y tampoco alcanzarían las hojas para mencionarlos a todos.

¿Acaso creen que las Fuerzas Armadas argentinas desconocían que se está construyendo un aeropuerto en plena Patagonia? Esto seguramente cuenta con el aval del Ministerio de Defensa y de muchos otros funcionarios del gobierno provincia y nacional.

Estamos por perder la Antártida, el Mar Argentino, y ahora, nuestra Patagonia. Todo, en manos de los británicos con la complicidad del gobierno nacional.

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Cuestionó los incumplimientos del Grupo Clarín y de PRISA

El CELS pidió fortalecer el Estado para poner límites a los grandes conglomerados mediáticos

Gástón Chillier y Horacio Verbitsky, director y presidente del CELS, durante la presentación del Informe sobre Derechos Humanos en Argentina. En un capítulo analizaron el estado de la libertad de expresión. (Foto: Guadalupe Lombardo / Página12)
Gástón Chillier y Horacio Verbitsky, director y presidente del CELS, durante la presentación del Informe sobre Derechos Humanos en Argentina. En un capítulo analizaron el estado de la libertad de expresión. (Foto: Guadalupe Lombardo / Página12)

Una vez más, el CELS abordó el estado de la libertad de expresión en nuestro país. Y una vez más, los medios hicieron invisibles sus pronunciamientos al respecto. Está claro: la organización que preside Horacio Verbitsky no considera la intervención del Estado como un ataque a la libertad de prensa, como sí lo hacen las distintas entidades de medios. Las coberturas “clasistas y racistas”, los incumplimientos a disposiciones del Comfer por parte de CableVisión – Multicanal (grilla de canales) y de Radio Continental (caso Nostalgie). Alusiones a Víctor Hugo Morales y Magdalena Ruiz Guiñazú. La negativa de las empresas a incorporar el subtitulado para hipoacúsicos.

Cómo todos los años, el Centro de Estudios Legales y Sociales, difundió su informe anual “Derechos Humanos en la Argentina”(PDF). Allí hace un repaso del estado actual de los principales temas de acción de la ONG. El trabajo también incluye todos los años un capítulo dedicado al estudio de la actualidad de la “libertad de expresión” en nuestro país. Invirtiendo la lógica informativa que día a día vuelcan los medios, el CELS advierte que la “libertad de prensa” no se lesiona por las medidas regulatorias que pueda tomar el Estado, sino por el avance de los grandes conglomerados periodísticos y la concentración mediática sin límites estatales.

Como conclusión general de su análisis, el CELS afirma que “la nueva gestión del COMFER enfrenta el desafío de comenzar a poner límites después de décadas de haberlo permitido todo, regulando a la medida de las necesidades de los grandes conglomerados mediáticos. En este contexto resulta imprescindible fortalecer el rol del Estado como garante de la diversidad y el pluralismo en los medios y dejar atrás el paradigma que identifica cualquier regulación en este ámbito como una intromisión en los intereses privados y un recorte a la libertad de prensa”.

En 2007, Diario sobre Diarios (DsD) editó en esta sección una nota titulada “El CELS aporta una mirada amplia sobre publicidad oficial y señala la concentración mediática en el país”, en donde se consignó que ese aspecto del informe fue excluido de la cobertura de los diarios de aquellos días.

Este año ocurrió lo mismo. El pasado 5 de mayo, el presidente del CELS Horacio Verbitsky y el director Gastón Chillier presentaron en conferencia de prensa el informe. Al día siguiente, los diarios editaron breves notas jerarquizando la denuncia del estado de las cárceles en la provincia de Buenos Aires.

Página/12 fue, nuevamente, el que más espacio le dio al informe. Y si bien también tituló con el problema de la superpoblación carcelaria, incluyó en su texto algunas críticas a los medios volcadas en la conferencia de prensa por Verbitsky, quien repudió “la euforia informativa y política con el tema seguridad, totalmente desvinculada de las causas de fondo”. Según la nota, como ejemplo del rol de los medios, recordó que la cobertura del asesinato de Daniel Capristo “incluyó actos de violencia sobre un fiscal que no merecieron una sola palabra de condena” de los grandes medios. “Pese a que la muerte derivó del intento de robarle el auto, tampoco informaron que ese día se desbarató un desarmadero a cargo de un oficial de la Policía Federal”, agregó.

Para todos aquellos lectores que no pudieron acceder al análisis del CELS sobre el estado de la libertad de expresión en nuestro país, DsD lo presenta aquí destacando que la organización mantiene un discurso público contrario al del resto de asociaciones de prensa de nuestro país y que por eso su aporte es valioso.

El capítulo sobre libertad de expresión

El capítulo específico del informe del CELS se titula “Hacia un ejercicio pleno de la libertad de expresión en la Argentina: el desafío de traducir los debates en políticas públicas” y según la organización explica, “fue elaborado por Paola García Rey, integrante del Área de Litigio y Defensa Legal del CELS, y Luis María Lozano, integrante del Área de Comunicación del CELS” y contó con la colaboración de Damián Loreti y Andrea Pochak.

Aborda distintos temas como la condena a la Argentina de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso del juicio al periodista Eduardo Kimel y como desprendimiento de eso la necesidad de despenalizar los delitos de calumnias e injurias para periodistas. El capítulo también pondera el fallo favorable al diario La Nación en el “Caso Patitó”, cuestiona las restricciones al acceso a la información pública (con eje en el INDEC), y pide “reglas claras para la distribución de la publicidad oficial”.

El eje más extenso y que DsD presenta a continuación es el titulado “El debate por una nueva ley de radiodifusión”

bulletPronunciamiento Interamericano

En estos días también se conoció el informe anual de la Relatoría Especial (PDF) para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) firmado por la actual relatora Catalina Botero.

En la evaluación del estado de la libertad de expresión en los Estados miembros aborda distintos casos referidos a la situación en Argentina e incluye recomendaciones para los países que integran la Organización de Estados Americanos (OEA).

La responsabilidad de los medios audiovisuales

Recuerda el CELS en su informe que “a lo largo del año 2008 reapareció en la agenda pública el debate acerca de la necesidad de sancionar una nueva normativa que regulara los servicios de comunicación audiovisual y reemplazara la actual Ley de Radiodifusión, promulgada durante la última dictadura militar y reformada en sucesivas oportunidades para avalar, entre otras cosas, la formación y consolidación de los grandes multimedios locales y la penetración del capital extranjero en las empresas de medios de comunicación”.

Agrega que “el gobierno nacional, encabezado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, fue el encargado de reabrir la discusión sobre este tema a principios del mes de abril, en el marco del lock out, protagonizado por las principales entidades de productores agropecuarios que se negaban a aceptar el esquema de retenciones móviles a la exportación de granos”. Según la ONG, “los grandes grupos mediáticos tuvieron un papel determinante en el conflicto, al que construyeron discursivamente como una lucha entre ‘el campo’ y el gobierno”.

Lugo comienzan las críticas al rol de los medios electrónicos: “La cobertura televisiva de las movilizaciones sociales y los enfrentamientos vinculados al conflicto incluyó representaciones discriminatorias y estigmatizadoras de los actores afines al gobierno” señaló y recordó que “esta postura asumida por los medios audiovisuales recibió una enérgica condena del Consejo Superior de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA que, en su resolución del 1º de abril de 2008, criticó los contenidos ‘clasistas y racistas’ de la cobertura y reclamó la ‘sanción de una ley democrática de radiodifusión que garantice los derechos del público a acceder a la información plural’. Además, solicitó la intervención del Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión, lo que motivó una airada respuesta de parte de las empresas de medios que rechazaron en bloque la declaración del Consejo Superior y, en particular, el pedido de intervención del Observatorio, al que rebautizaron como ‘garita policial de vigilancia mediática’, pues argumentaron que su función iba en desmedro de la libertad de prensa”.

El CELS recordó que “el Observatorio –integrado por el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER), el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y el Consejo Nacional de la Mujer (CNM)– se creó en 2006 sin que periodistas ni empresarios de la comunicación plantearan ningún tipo de objeción. Este organismo interinstitucional, que actúa por iniciativa propia, o por reclamos o denuncias realizadas ante cualquiera de las unidades estatales intervinientes, analiza los contenidos objetados y define si el material contiene o no un mensaje discriminatorio. Pero, dado que su intervención no tiene la finalidad de imponer sanciones –ni siquiera está facultado para hacerlo-, su acción se limita a comunicar el resultado de la evaluación a las partes involucradas y difundir públicamente el análisis”.

La ONG también recordó que “el Observatorio restringe su acción a la radio y la televisión, en tanto estos medios hacen uso del espacio radioeléctrico, un bien que es patrimonio de la humanidad y que se encuentra administrado por el Estado, quien delega parte de las frecuencias para su explotación por licenciatarios privados, en tiempos acotados y bajo las condiciones fijadas por la normativa vigente. Esta situación difiere completamente de la de la prensa escrita, donde el propietario de un medio puede publicar los contenidos que considere apropiados y sólo deberá afrontar responsabilidades ulteriores en caso de afectar los derechos de terceros”.

La madre de todas las batallas

En este punto, el CELS abordó las reacciones de las empresas periodísticas a diversas regulaciones impuestas por el Estado. En primer lugar, recordó la llegada de Gabriel Mariotto como nuevo interventor del CONFER, quien comenzó a anunciar el proyecto sobre una nueva Ley de Radiodifusión.

Sin embargo –consignó el informe- “tras el rechazo de la normativa destinada a regular las retenciones móviles en el Congreso, el 17 de julio, comenzó a retrasarse la presentación del promocionado proyecto de ley de radiodifusión. En esta coyuntura, el CELS intervino junto a la Coalición por una Radiodifusión Democrática y envió una carta a la presidenta en la que se reclamaba la presentación de la iniciativa para que pudiera ser debatida por la sociedad civil al mismo tiempo que era girada al Parlamento”.

Más adelante consideró que “la experiencia de 2008 ha evidenciado los obstáculos que debe sortear cualquier iniciativa que intente asegurar umbrales mínimos de pluralismo y diversidad, imprescindibles para el fortalecimiento del debate democrático. La Ley 22285 (la vieja ley de Radiodifusión), promulgada en 1980, fue reformada más de 200 veces a lo largo de los últimos veintiocho años, en la inmensa mayoría de los casos a partir de fuertes presiones empresariales que buscaban profundizar la estructura comercial concentrada y transnacionalizada del sistema de medios”.

Y recordó que “en 1989 se permitió que las empresas nacionales propietarias de medios gráficos accedieran a licencias de radiodifusión, avalando la propiedad cruzada de medios que, hasta entonces, estaba prohibida por la norma. En 1991, el Tratado de Protección y Promoción Recíproca de Inversiones, ratificado por la Ley 24125 de 1992, habilitó la entrada de capital extranjero en el mercado de medios, y el Decreto nº 1005 de 1999 llevó el límite máximo de licencias por licenciatario de cuatro a 24 en todo el país, a la vez que restringió el control de las transferencias de licencias por parte del COMFER. Finalmente, en 2005, a través del Decreto nº 527, se suspendió por diez años el conteo de las licencias de radiodifusión, estableciendo, de hecho, una prórroga por una década para los actuales licenciatarios. Estas modificaciones fueron resueltas sin ningún tipo de discusión pública y, muchas veces, a través de Decretos de Necesidad y Urgencia”.

El CELS cuestiona que “a lo largo de los últimos veinticinco años no se ha escuchado ningún reclamo de los propietarios de medios para que se sustituyeran, por ejemplo, los artículos 7, 14 o 18 de la actual Ley de Radiodifusión, que instan a los medios a ‘colaborar’ con la seguridad nacional, a contribuir ‘al fortalecimiento de la fe y la esperanza en los destinos de la Nación argentina’ y a difundir las noticias relacionadas ‘con hechos o episodios sórdidos, truculentos o repulsivos [con] decoro y sobriedad, dentro de los límites impuestos por la información estricta’. Todo esto en el marco de los postulados de la Doctrina de la Seguridad Nacional, que animó la sanción de esta normativa como un engranaje más del terrorismo de Estado”.

Para el CELS, “este nuevo intento por establecer una regulación democrática de la radiodifusión pone de manifiesto la necesidad de construir un consenso social amplio que garantice el reconocimiento de la comunicación y la cultura como elementos centrales de un Estado de derecho, que de ninguna manera pueden quedar supeditados a las lógicas de la explotación comercial en desmedro del bienestar común. El carácter individual y social del derecho a la información determina una doble limitación derivada de la actual estructura concentrada del sistema de medios: por un lado, discrimina e impide que diversos sectores de la sociedad den a conocer sus ideas libremente y, por el otro, priva al resto de la sociedad del acceso a esa información y a las opiniones producidas por grupos diferentes a los grandes conglomerados mediáticos”.

Cambios en el Comfer y decisiones resistidas

En este punto, el informe afirmó que “con la llegada de las nuevas autoridades, además de adquirir un rol protagónico en los debates e intercambios vinculados con la nueva ley, el COMFER puso en marcha una serie de medidas que provocaron nuevas polémicas con los radiodifusores comerciales, quienes una vez más rechazaron cualquier intervención estatal destinada a regular aspectos básicos de su actividad”.

Recordó así la disposición del Comfer por la cual “las empresas distribuidoras de televisión por cable debían dar lugar en las primeras quince posiciones de su grilla a los cinco canales de aire de la Ciudad de Buenos Aires y La Plata (Canal 7, Canal 9, Canal 13, Telefé y América), las cinco señales de noticias de alcance nacional (AN24, Canal 26, Crónica TV, C5N y TN) y la señal Encuentro, dependiente del Ministerio de Educación. Además, los canales debían estar ordenados de forma correlativa de acuerdo a su rubro”.

Y resaltó que “las respuestas de los licenciatarios no se hicieron esperar. La Comisión de Empresarios de Medios de Comunicación Independientes consideró que la resolución del COMFER constituía ‘un caso de censura previa, en el que el poder político pretende digitar qué cosa y de qué manera debe llegar al público’. Por su parte, la Asociación Argentina de Televisión por Cable consideró que la medida representaba ‘un acto de avasallamiento al federalismo y las identidades locales’. La crítica en este último caso se fundaba en el hecho de que la disposición oficial no tomaba en cuenta la necesidad de otorgar un lugar preferencial en la grilla a los canales locales de las distintas regiones del país, obligando a los espectadores del interior a recibir en primer lugar las señales porteñas”.

Señaló entonces que “frente a esta demanda, el COMFER dictó la Resolución 227, en la cual se modificaba la normativa anterior y se permitía que en las primeras quince posiciones estuvieran las señales de televisión abierta propias de cada región. Sin embargo, esta rectificación demostró que la defensa del federalismo no era el verdadero obstáculo para que se cumpliera lo dispuesto por el organismo nacional, y la mayoría de los distribuidores de TV por cable permaneció sin acatar el reordenamiento”.

Según el CELS, “el principal proveedor de televisión por suscripción, Cablevisión-Multicanal (propiedad del Grupo Clarín), conservó, hasta el cierre de este Informe, su propio ordenamiento y en ningún momento cumplió con la disposición oficial. En caso de hacerlo hubiera tenido que reubicar una de sus señales de mayor rating, TN, y hacerle perder el lugar privilegiado que hoy ocupa entre los dos canales de televisión abierta de mayor audiencia (Telefé y Canal 13)”.

Cabe aclarar -porque el informe del CELS no lo dice- que cuando el Grupo Clarín adquirió Cablevisión produjo un primer cambio en su grilla: colocó en los primeros lugares a todos los canales o señales informativas, incluso a Canal 26 y Crònica TV que estaban en posiciones por arriba del canal 60. Asimismo hay que consignar que el Grupo al oponerse en sede judicial a la medida del COMFER obtuvo dos fallos favorables que ordenaron no innovar. La cuestión sigue en pleito judicial, ya que ambos fueron apelados por el Estado Nación.

Sin embargo para el CELS “esta resistencia de parte de Multicanal y Cablevisión no puede separarse del enfrentamiento, desatado en el marco del lock out agropecuario, entre distintos sectores del gobierno y el Grupo Clarín. La pelea tomó estado público e incluyó discursos de la propia presidenta y del ex presidente, Néstor Kirchner, con fuertes críticas a periodistas y medios que forman parte del grupo. Pero más allá de los ánimos políticos que guían cada decisión, la medida dispuesta por el COMFER tenía un claro objetivo de defensa del pluralismo, al garantizar la mayor diversidad de fuentes posible en el contexto actual otorgando las posiciones de mayor audiencia a señales producidas por diferentes empresas de medios”.

Para el CELS, “la Resolución 227 puede ser vista como una decisión tendiente a mitigar, al menos en parte, los efectos de la aprobación de la operación conjunta entre Cablevisión y Multicanal, resuelta por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia tres días antes del cambio de mandato presidencial, en diciembre del 2007” ya que “uno de los mayores peligros de esta operación, mediante la cual el Grupo Clarín se quedó con una participación de alrededor del 60% en el mercado del cable, es la exclusión de las señales producidas por medios competidores, o su confinamiento a las últimas posiciones de la grilla”.


El caso Continental-FM 104.3

En este punto, el CELS recordó “otro caso de gran repercusión pública en el que intervino el COMFER fue el de Radio Continental y FM 104.3, que a partir del 1º de abril conformaron una red permanente y empezaron a emitir en dúplex para la Ciudad de Buenos Aires”. Consignó que “este tipo de redes privadas están habilitadas por la actual legislación siempre que hayan sido autorizadas previamente por el COMFER. La empresa, que es propiedad del grupo español PRISA, no pidió autorización y se limitó a comunicarle al COMFER, un día antes, el inicio de las transmisiones en red ‘en calidad de prueba’”.

Añadió que “al mismo tiempo, Nostalgie AMSUD, propietaria de la FM 104.3, al delegar la explotación de su emisora estaba incumpliendo el pliego de licitación por el cual le fue oportunamente adjudicada la licencia”.

De todas formas, aclaró que “éste no es el único aspecto cuestionable del caso” debido a que “lo que en principio fue presentado como un acuerdo entre empresas diferentes (PRISA-Continental y Eyeworks-Cuatro Cabezas, dueña de Nostalgie AMSUD) quedó desmentido el 22 de agosto cuando la firma Eyeworks-Cuatro Cabezas emitió un comunicado en el que señalaba que, en el mes de marzo, había vendido Nostalgie AMSUD a la compañía Inversiones JR SA y al empresario colombiano Jorge Estrada Mora”.

Recordó el CELS que “un día antes, el propio Mariotto se preguntaba, en declaraciones periodísticas, ‘si en realidad detrás de todo este acuerdo de delegación de explotación de los originales adjudicatarios de la frecuencia 104.3 a PRISA-Continental no habrá una operación de compra de la emisora encubierta y todavía no declarada’. En caso de confirmarse una relación directa entre ambas empresas, existiría una violación grave a lo dispuesto por la ley, según la cual, un mismo propietario sólo puede poseer una licencia de AM y una de FM por área de cobertura, límite que Continental ya había cubierto con su FM 105.5, Los 40 principales”.

Según el CELS, “aun cuando fueran empresas independientes, el acuerdo presentado por las compañías asigna a Continental el 70% de la facturación neta de la FM 104.3 y, para el COMFER, esta situación constituye, en la práctica, ‘un ejercicio por parte de la firma precitada de los derechos emergentes de una segunda licencia de servicios complementarios de FM, esto es, un incumplimiento de los límites legales impuestos por el actual marco regulatorio’”.

El CELS destacó el incumplimiento de la empresa: “el organismo ordenó, mediante la Resolución 646, que cesaran las transmisiones en red. Sin embargo, las emisiones continuaron, por lo menos hasta el cierre de este Informe. Ambas empresas presentaron un recurso para que se dejara sin efecto la medida y pidieron que el tema fuera elevado a la órbita de la Secretaría de Medios de la Nación. Al mismo tiempo, condenaron la decisión del COMFER y plantearon que se trataba de ‘una medida arbitraria, que coarta la libertad de expresión y sin precedentes a nivel nacional’”.

Según consta en el informe, “para Continental, el cese de la transmisión en dúplex ‘afectaría directamente el derecho de acceso a la información de los más de 100.000 oyentes diarios de FM 104.3 que se sumaron a la tradicional audiencia de Continental, y a todos los argentinos, por vulnerar un derecho constitucional’”.

Luego emprendió la crítica contra conductores de esa radio: “Los periodistas de la emisora vincularon la decisión con el conflicto con las cámaras empresariales agropecuarias. Por ejemplo, para Víctor Hugo Morales, conductor de La Mañana, en radio Continental, el gobierno reaccionó porque ‘el tema del campo le resultó irritativo y busca venganza’. Por su parte, Magdalena Ruiz Guiñazú, responsable de Tempranísimo, en la misma emisora, criticó al COMFER por fundar su sanción en ‘una ley de la dictadura’ y llamó al organismo a ocuparse de ‘limpiar el éter de radios con espacios que no les corresponden’, en referencia a las FM que aún no poseen la correspondiente habilitación del organismo de control, muchas de ellas en manos de organizaciones sociales”.

Como colofón, el CELS consideró que “una vez más es necesario separar el contexto político de la efectiva violación a la ley y del recorte a la pluralidad de voces que implica la conformación de una red de estas características por parte de uno de los grupos multimedia más poderosos del mundo de habla hispana”. Pero indicó que “la legitimidad de esta medida puede resultar cuestionable en tanto el COMFER no avance a la brevedad en el análisis y la eventual sanción a otros conglomerados de medios que podrían estar incurriendo en la misma infracción a la normativa vigente y limitarían la diversidad de emisores”.

La polémica por los subtítulos ocultos

En este punto, el CELS recordó que “a fines de agosto, el COMFER dispuso la implementación del sistema de ‘subtitulado oculto opcional’ (más conocido por su denominación en inglés, Closed Caption) en los canales de televisión abierta. Esta modalidad permite a todos los espectadores con problemas de audición ver cuadros de texto que reproducen los diálogos y los sonidos que acompañan a las imágenes, tanto en los programas grabados como en aquellos que se emiten en directo. El sistema está incluido en todos los televisores fabricados a partir de 1999 y se habilita activando una opción en el menú de configuración”.

Afirmó que “la medida, que se basa en los compromisos internacionales asumidos por el Estado argentino en materia de libertad de expresión, acceso a la información y no discriminación, llega con más de una década de retraso si se compara la normativa vigente en los Estados Unidos, Canadá y gran parte de los países europeos”.

Aseguró el informe que en nuestro país, “Canal 7 fue el primero en implementar los subtítulos ocultos en programas grabados a partir del año 2000. Por su parte, algunos licenciatarios privados comenzaron a prestar el servicio en 2004 aunque, en la actualidad, sólo se ofrecen doce horas de programación con subtitulado en los canales de televisión abierta, según datos de la Asociación de Teleradiodifusoras Argentinas (ATA)”.

“La Resolución 679 del 25 de agosto, por la cual se puso en marcha esta iniciativa, establece un período de instrumentación de los subtítulos de noventa días para los programas grabados y de un año para los emitidos en directo”, señaló y agregó que “los plazos dispuestos por el COMFER motivaron fuertes críticas de las empresas que, nuevamente, se opusieron a lo resuelto por el organismo de control. Esta vez, la respuesta estuvo a cargo de ATA y resultó contundente: el 10 de septiembre esta asociación que reúne a los empresarios de canales de televisión impugnó la resolución del COMFER, solicitó tomar vista del expediente que dio origen a la medida ‘con la finalidad de ampliar la impugnación’, y amenazó con acudir a la Justicia”.

Consignó que “el director ejecutivo de ATA, Carlos Molinero, expresó en declaraciones periodísticas el acuerdo de la asociación con la implementación del subtitulado, pero aseguró que los tiempos previstos para la transición implicaban costos difíciles de afrontar, en particular para los canales del interior del país” y aseguró que “la presidenta de la Asociación Civil por la Integración Social, que reúne a personas con discapacidades auditivas, Mónica Bianchi, cuestionó los argumentos de ATA: ‘En realidad llevamos muchísimos años pidiendo este derecho. Dicen que ya lo vienen haciendo, pero ¿tanto tiempo lleva incorporar todos los programas? Cuando lo discutimos en el Congreso pidieron diez años. Ahora se oponen a esta resolución’”.

El CELS objetó que “vencidos los plazos dispuestos, la medida sigue sin cumplirse. El COMFER y los empresarios no han llegado a un acuerdo respecto de los tiempos de la implementación, y la posibilidad de que el tema termine en la Justicia está todavía abierta”. Y añadió que “tal como ocurrió en el caso del reordenamiento de la grilla de los canales de cable y en la conformación de la red Continental-FM 104.3, la polémica por los subtítulos para hipoacúsicos revela la dificultad para implementar medidas democratizadoras en el ámbito de la radiodifusión”.

Poner límites y fortalecimiento del Estado

Por último, el CELS señaló que “la nueva gestión del COMFER enfrenta el desafío de comenzar a poner límites después de décadas de haberlo permitido todo, regulando a la medida de las necesidades de los grandes conglomerados mediáticos” y consideró que “en este contexto resulta imprescindible fortalecer el rol del Estado como garante de la diversidad y el pluralismo en los medios y dejar atrás el paradigma que identifica cualquier regulación en este ámbito como una intromisión en los intereses privados y un recorte a la libertad de prensa”.

Y pidió que “es necesario dotar al organismo de control de una legitimidad renovada, que sólo puede emanar de una nueva normativa que amplíe su autonomía y garantice su conformación plural. La apertura de instancias de diálogo que involucren no sólo a los empresarios de la comunicación sino también a los trabajadores de medios y a distintos actores de la sociedad civil comprometidos con la libertad de expresión es un requisito fundamental para inaugurar nuevas vías de diseño e implementación de políticas en la materia”.

Fuente: http://www.diariosobrediarios.com.ar